LA LLAMADA AL DESPERTAR
Hubo un momento en que mi vida se derrumbó para construirse de nuevo, fue como cerrar mis ojos y despertar sin todo aquello que consideraba me definía para empezar de nuevo prácticamente desnuda. Lo más increíble fue experimentar como me transformaba de una persona racional a otra sin miedo a mostrar su sensibilidad ni a ser juzgada, a sentir culpa por las rupturas de aquella transformación y también a superarlas dejando mis pensamientos relegados para disfrutar de aquello que viene para manifestarse como “caído del cielo”, ofreciéndome el regalo de un don de creación artística que me permite aprender y expresar al unísono los significados de la vida, la unidad y el amor.
Mi intensa vida como ejecutiva y madre parecía transcurrir con el propósito de lograr, satisfacer y cumplir, y lo lograba; hasta ese día que sentí un shock que hizo temblar mis cimientos, un acoso laboral me obligó a tomar una baja por depresión e hizo que me sintiese vacía, fracasada e incomprendida. Comencé a aislarme para pensar, entender y sobre todo para sentirme porque no sabía que me estaba sucediendo ni como seguir adelante. Empecé a preguntarme “realmente ¿Quién soy yo?” , y poco a poco fui derrumbando la fachada que yo me había construido y que ya impedía reconocerme detrás de tanta autoexigencia, competitividad y obligaciones, parecía que todo lo tenía bajo control y hoy sé que estaba perdida en el mundo de Oz.
Había pasado un año, y planifiqué embarcarme en el Camino de Santiago con hoja de ruta y todos los detalles de un viaje bien organizado, ya lo podéis imaginar, “la perfecta”. Un “el camino te lo da todo”, me hizo click en mi cabeza, e inicié el viaje con tan solo mi billete de avión de ida y vuelta, lo imprescindible y una playlist muy variada. Tres semanas de ir a mi ritmo, contemplar la belleza de cada paso, el canto de la naturaleza, los pueblos paralizados en el tiempo, los desconocidos que comparten experiencias, la confraternidad y los regalos que me fueron dando. Encontré una sensación de libertad olvidada, abrí los ojos a detalles desapercibidos, disfruté paso a paso hasta llegar al destino e invadirme la incertidumbre "¿Y ahora qué… ?" .
Pocos días después, llegó la respuesta. Una noche de octubre del 2018, mientras dormía profundamente, ocurrió ese despertar, que tiene su toque de humor porque me DESPERTARON literalmente. Escuché una VOZ DE IMPULSO POTENTE Y MISTERIOSA. Tan solo unos segundos son capaces de sumergirte en cambios profundos y mucha trascendentalidad; de repente sentí una gran sacudida interna y una poderosa voz que resonó imperativamente en mi interior, "LEVÁNTATE Y PINTA", solo eso, y me desperté. Todos sabemos que los sueños y los pensamientos suelen ser susurros sutiles, pero lo que experimenté aquella noche fue muy diferente, fue una llamada a la acción profunda, con una voz que surgió dentro de mí y no era yo; me puse en marcha automáticamente, y mientras caminaba iba reflexionando ¿Qué hago? ¿Pintar? Yo nunca he pintado …
Tomé hojas, pasteles de mi hija y comencé a pintar, sin saber qué, ni para qué. Estaba en un trance lúcido, disfrutando de colorear con los dedos, hasta que surgió en aquel papel un hermoso ángel en tonos turquesa, con un gran corazón que se extendía a la tierra y hermosas alas doradas que me invitaban a volar. Un angel de trazos simples que conectó con una sensación de bienestar desconocida; sentí como mis ojos se abrían, mi corazón se aceleraba con alegría y no podía dejar de admirar aquella figura.
Aquel extraño suceso irrumpió intempestivamente en mi vida para colocarme en un camino inimaginable de expresión intuitiva; donde surgen formas, colores y mensajes sutiles que son capaces de acelerar mi corazón e ir transformando mi ser.
NORI ARIENZA